En algún momento de mi infancia me llevaron (creo que Isabel, la tía de mamá que vivía con nosotros) a que me curaran el "empacho", "tirándome del cuerito", como se decía. Del malestar que debía sentir no me acuerdo.
Me imagino que ella lo hacía con la complicidad de mamá y a espaldas de papá.
Tengo bien grabado que cruzamos General Flores y seguimos un par de cuadras por Lorenzo Fernández. No me quedaron grabados los detalles de la "operación" ni los rasgos de la o el curandera/o. Pero sí el alivio que sentí cuando la persona tiró de la piel de una zona en la espalda baja, con algo así como una succión localizada que provocó una sensación de mejora generalizada.
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