Atardecía en Tucumán y de repente nos quedamos pasmados. Luego de tomar una bajada pronunciada de lo que constituía la "pared del fondo" de un lago nos encontramos con un gigantesco dardo de agua pulverizada, ochenta metros de largo y unos treinta de altura moviéndose a gran velocidad. Era el elemento de transición entre el lago y el rio aguas abajo, en el medio la generación de electricidad.
domingo, 1 de mayo de 2011
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