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—La vaca murió —dijo Gwenda
—Mi padre tiene que comprar otra, pero no sé cómo va a arreglárselas. No cuenta más que con unas pieles de ardilla para vender.
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Sin embargo, antes de llegar a la feria, Caris y Gwenda se toparon con el padre de ésta.
Joby se encontraba cerca de las puertas del priorato, frente a la posada Bell.
Junto a él había un hombre de aspecto rudo vestido con una túnica amarilla que llevaba un fardo cargado a la espalda, y también una vaca marrón.
El hombre hizo una señal a Gwenda para que se acercara.
—Ya tengo una vaca —anunció.
Gwenda se dirigió a su padre.
—¿Cómo has conseguido el dinero?
—De hecho, no voy a pagarle —respondió con expresión sospechosa.
Gwenda ya se esperaba algún ardid.
—Y, entonces, ¿qué?
—Es una especie de intercambio.
—¿Qué vas a entregarle a cambio de la vaca?
—A ti —respondió su padre.
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Un mundo sin fin - Ken Follet
1 comentario:
me das un poco de miedo con ese fragmento, por si las moscas no voy a los emiratos árabes contigo mirá si me cambias por alguna alfombra jaja.
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