A principio de julio de 1983, alojado cómodamente en el cuarto piso de la Jefatura de Montevideo supe que iba a ser trasladado al Penal de Libertad.
Por lo tanto ya sabía lo que me esperaba en muchos aspectos, entre ellos que me iban a pelar, como parte de los intentos de despersonalizarnos. Utilizando las pocas libertades que me dejaban decidí enfrentar el desierto piloso dejándome el bigote.
Y ahi estuvo por 29 años, creciendo conmigo y poniéndose canoso. Dando cada vez más trabajo, (se ve que las canas son medio rebeldes!).
Como ya no hay perro para esas pulgas cacé la máquina y lo talé.
Veremos si me acostumbro...
La primera foto con bigote y luego la primera sin bigote:
1 comentario:
un gran cambio! se te ve mas joven :D
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