lunes, 17 de agosto de 2020

Marcial Lafuente Estefanía - el hombre detrás del escritor

A fines de los 60, ávidos por leer nos castigábamos con lo que cayera en nuestras manos. Entre ellas novelas de cowboys escritas por un tal Marcial Lafuente Estefanía. Las novelas no dejaron huella en la memoria, pero sí quedó el nombre del escritor. Hoy me encuentro con esta crónica sobre su vida, mucho más interesante y jugada que la de los personajes de sus novelas:

"Marcial Lafuente Estefanía, venido al mundo en Toledo en 1903, con un padre que fue magistrado del Tribunal Supremo, era un señor con una inmensa cultura, especialista en el Siglo de Oro español. No sabía que era ingeniero, que había trabajado en África y que había recorrido el sur fronterizo de los Estados Unidos durante tres años. Tampoco sabía que al estallar la guerra en España corrió a defender la II República, llegando a general de artillería del Ejército Popular en el frente de Toledo.

Al terminar la guerra decidió quedarse. No había hecho nada malo. Lo trincaron, claro. Un oficial fascista decidió fusilar al grupo de prisioneros en el que se encontraba Marcial, así, para pasar la tarde, que para qué matar el rato pudiendo matar rojos. Contaba Marcial que estando ya en el paredón posando para la muerte, apareció una prostituta de guerra y se llevó al catre al oficial. Se salvaron. Nunca pudo darle las gracias a aquella mujer que seguramente sigue viva en tantas chicas de saloon.

Acabó en el penal de Ocaña y allí empezó a escribir con un lápiz en los rollos de papel higiénico. Al salir de la cárcel, represaliado, expulsado de su trabajo, mandó los textos a una editorial y le pidieron más material, cosas de pistoleros, no los falangistas, los del lejano Oeste.

La vida en Madrid se estaba poniendo muy difícil y se marchó a Galicia, primero a Ferrol y luego a Vigo, ciudad en la que conocerá al librero Eugenio Barrientos, fundador de la editorial Cíes, que le propone publicar regularmente novelas policíacas, de amor y, como no, del Oeste. Marcial Lafuente Estefanía empieza su estajanovista carrera literaria, acabando en nómina de la todopoderosa editorial Bruguera, barco negrero refugio de republicanos represaliados. En este país siempre hubo tendencia a mandar al talento a galeras.

Lafuente Estefanía acabará publicando más de 2.500 novelas, una por semana, en una cadena de producción familiar que acabará incluyendo a sus dos hijos y un nieto. Nunca tuvo el más mínimo reconocimiento literario, le bastó con un avasallador éxito popular en una España de clases populares humilladas. Siguió el consejo que le diera Jardiel, 'escribe para que la gente se divierta', algo que tan bien nos explicó Preston Sturges en la maravillosa Los viajes de Sullivan.

No sólo de poesía social vive el apaleado y cualquier evasión es buena cuando tu país es una cárcel. Y ahí estaba Lafuente Estefanía, ajustando cuentas con hacendados y cuatreros, saqueadores al fin y al cabo, desde aquellos puñados de cuartillas de papel barato. Bang, bang, habló el winchester mientras el banquero mordía el polvo." Sendo Ferrer


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