lunes, 27 de diciembre de 2010

Las doce campanadas


“Cenicienta obedeció y trajo una hermosa y amarilla calabaza. El hada la tocó con su varita mágica y la convirtió en una preciosa carroza. Luego, hizo lo mismo con los ratoncillos, convirtiéndolos en hermosos y blancos corceles. Al perro y al caballo los convirtió en el cochero y el lacayo. Ya sólo faltaba proporcionarle un bello vestido para la fiesta. El hada tocó con su varita el hombro de la muchacha y, ¡Dios mío!, se convirtió en una princesa resplandeciente. La única condición que le puso el hada, fue que antes de que dieran las doce campanadas, debía abandonar el baile, porque todo volvería a su ser.”

Extracto de Cenicienta, de los Hermanos Grimm sobre cuento tradicional alemán

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