lunes, 17 de enero de 2011

Para cerrar el Zoo - versión para la Intendenta (nov 2010)

Estimada Intendenta:

Tiempo atrás, mi hija y yo enviamos por dos veces una nota a su antecesor en el cargo con el mismo contenido de la presente. No supimos si llegó, no tuvimos acuse de recibo.


Volvemos a proponer un tema que no es nuevo, pero creemos genera respuestas a priori que impiden el análisis de fondo.


Creemos que es hora de buscar los consensos necesarios para cerrar los zoológicos públicos en Uruguay, en el marco de una campaña que busque que los privados hagan lo mismo.


Consideramos que es un imperativo moral para un gobierno de izquierda.


Tras 3500 años de zoológicos es hora que demos pasos concretos para renunciar a capturar animales para su exhibición.


¿Porqué no comenzar a hacerlo desde Montevideo? Porqué no... ?


En el Zoo de Villa Dolores se distribuye una publicación en la que puede leerse: “Los objetivos reales del zoológico moderno son la educación de los seres humanos y el bienestar animal”.


¿Si la misión del zoo está expresada en esa línea, qué mejor manera de cumplirla que ceder el paso a cualquiera de los programas de TV que reflejan el mundo de los animales en libertad? ¿Qué colabora más con la formación del ser humano, un animal apático arrancado de su medio o una hora frente a los mencionados programas, incluso los que pueda generar la propia IMM?


El sentido común eximiría defender la veracidad de dicha afirmación –que sería confirmada sin duda si la IMM lo incluye como encuesta en su web- , pero quizás convenga mencionar algún otro aspecto.


¿Es posible hablar de “bienestar animal” cuando para exhibir uno en su jaula hasta nueve pueden haber muerto en el proceso de captura?


Decía Ernesto Sábato: "En este triste examen de fines y medios llegamos a la conclusión de que hay algo seguro de lo que no podemos dudar: los medios no pueden ser perversos, y es trágicamente ilusorio perseguir grandes fines con medios innobles"


La llegada de un animal salvaje a un zoológico privado o a un hogar es sólo la punta del iceberg de un negocio que representa unos 20.000 millones de dólares –la venta de animales está en el pelotón de las actividades más lucrativas, detrás del tráfico de armas y el narcotráfico- miles de animales muertos y el riesgo de la desaparición de especies.


Si bien los zoológicos públicos en su mayor parte no participan de dicho tráfico, con su presencia convalidan la existencia de los particulares que adquieren sus ejemplares sin importar el origen y alimentan esa economía ilegal.


Creemos que es otra batalla por una causa justa en la que nuestra generación debería embanderarse. Un amplio consenso nacional que tras el necesario proceso cierre los zoológicos enviará una señal al mundo y –aunque pequeña- significará una acción contra el comercio legal e ilegal de animales.


Deseándole una excelente gestión la saludan:


Lucía y Ademar Campos (CI 4.887084-7 y 1.517.984-2, D´Azeglio 2084 ap 406)

1 comentario:

Lucia dijo...

Veamos si somos parte del "movimiento"